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domingo, 10 de noviembre de 2013

Plan anticrimen que da resultados



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Inf Nuevo Dia

Por José A. Delgado / jdelgado@elnuevodia.com
WASHINGTON – Al presentar al próximo jefe de la Policía de Puerto Rico, el gobernador Alejandro García Padilla se refirió a la teoría de las Ventanas Rotas, utilizada en la ciudad de Nueva York durante el período en que se redujo la tasa criminal, como un concepto que quisiera poner en marcha en la Isla.
Es una de las medidas que es “necesario implantar” y que funciona, dijo García Padilla en la conferencia de prensa que ofreció en San Juan.
Como miembro de la Policía neoyorquina, James Tuller Cintrón, el designado superintendente policial, estuvo activo en los esfuerzos que lograron transformar Nueva York de ser “la capital del crimen” a una de las de las grandes ciudades más seguras.
En su presentación, Tuller Cintrón no aludió directamente a la política de las Ventanas Rotas, pero sí comentó después a El Nuevo Día su interés en establecer en la Isla el sistema computadorizado CompStart, que también entró en vigor en la década de 1990, cuando ocurrió el espectacular bajón en la tasa criminal de Nueva York y que ha permitido ordenar un mapa informativo sobre los lugares en que ocurren los crímenes.
En 1990, en Nueva York se registraron 2,245 asesinatos. En 2012, en una ciudad de “8 millones de gente”, el total fue de 414. Es decir, los asesinatos en la ciudad de Nueva York, que tiene más de dos veces la población de Puerto Rico (3.6 millones), fueron menos de la mitad.
Para algunos, la teoría de las Ventanas Rotas y la implantación de CompStat –Estadísticas Computadorizadas– fueron las iniciativas claves que guiaron la transformación de la Gran Manzana.
Para otros, parte de los factores que rindieron frutos directos o indirectos, junto a un mejor uso de los recursos, fueron un mayor énfasis en el sistema de educación pública y la mejora económica ocurrida durante la década de 1990.
Ojo a problemas pequeños
A simple vista, dice uno de sus creadores, la teoría de las Ventanas Rotas es una metáfora, pues su implantación va a depender de los objetivos y estrategias de cada autoridad policial.
El concepto persigue atender con fuerza los problemas menores de delincuencia y avivar la importancia de que una mejor convivencia con un mayor orden.
“Si se deja una ventana sin reparar, porque a nadie le preocupa, eso generará más ventanas rotas. El argumento es que los delitos menores importan y persigue que los ciudadanos les presten mayor atención”, indicó en entrevista con El Nuevo Día George Kelling, criminólogo y quien ha sido profesor de Justicia Criminal en la Universidad de Rutgers.
Kelling, quien también es experto del grupo de estudio Manhattan Institute for Policy Research, es el coautor de la teoría de las Ventanas Rotas, nombre que le dio junto a su colega James D. Wilson, ya fallecido, en un famoso artículo publicado en la revista The Atlantic en 1992.
La iniciativa ha sido puesta en marcha en ciudades como Nueva York, Detroit (Michigan), Boston (Massachusetts), Los Ángeles (California) y Milwaukee (Wisconsin).
Entre los directivos policiales nadie la ha seguido con más dedicación que William Bratton, que la implantó en Nueva York entre 1994 y 1996.
Bratton –quien ha vuelto a sonar como posible próximo responsable del departamento policial neoyorquino tras la victoria del alcalde electo Bill de Blasio el pasado martes– después ejecutó la teoría en Boston y Los Ángeles.
Uno de los ejemplos favoritos de los defensores de la teoría de las Ventanas Rotas es el giro en la situación de seguridad –realidad y percepción– del subway de la ciudad de Nueva York, el sistema ferroviario urbano más grande de Estados Unidos y que es utilizado cada día por más de 5 millones de personas.
Tras años de desasosiego, la Policía, como hizo en comunidades de la ciudad, prestó especial atención al ambiente en los alrededores del subway y a los delitos menores que allí ocurrían, desde saltarse el pago del viaje y daños a la propiedad, hasta grafitis en áreas no autorizadas y conductas desordenadas.
Al mismo tiempo, la Policía retomó un papel más cercano en los vecindarios. “Hubo muchas advertencias a la gente, porque la idea no era arrestarlos, sino que las actividades delictivas se detuvieran”, indicó Kelling.
Según Kelling, en los días malos de finales de la década de 1980 y principios de la década de 1990, “había alrededor de 4,000 policías patrullando las estaciones de subway y ahora tengo entendido que son menos de 2,000”.
Kelling considera que gran parte del éxito de la estrategia depende de una Policía bien entrenada, una de las exigencias del Departamento de Justicia de Estados Unidos como parte de la demanda federal por violaciones de derechos civiles en contra de la Policía de Puerto Rico, que terminó en un acuerdo supervisado por un juez y un monitor federal.
Bajo la teoría de las Ventanas Rotas, “se requiere mucha discreción del policía”, dijo.
Los que dudan
Algunos temen, sin embargo, que el énfasis en la teoría de las Ventanas Rotas haya degenerado en la política de “parar y revisar” (‘stop & frisk’) que caracterizó el mandato de Michael Bloomberg y acaba de ser detenida por considerarse inconstitucional en un tribunal neoyorquino. Las minorías, sobre todos hispanos y afroamericanos en comunidades pobres, han sido víctimas principales de los registros indiscriminados.
En un estudio publicado este año, el sociólogo David Greenberg, profesor de la Universidad de Nueva York, afirmó que no encontró evidencia de que el incremento en los arrestos por delitos menores –guiar bajo los efectos del alcohol, prostitución y ruidos excesivos, entre otros– limitara los delitos graves.
Greenberg mantuvo, además, que las propias estadísticas señalan que cuando se puso en marcha el sistema de CompStat en Nueva York –el cual parece querer promover el superintendente designado Tuller Cintrón– “la tasa de violencia delictiva y crímenes contra la propiedad ya declinaban”.
CompStat persigue hacer a los comandantes de área más responsables de lo que sucede en sus distritos. Consiste de una serie de informes sobre las zonas en que ocurren los delitos. Pero, es un programa informático que va más allá de la pura estadística.
“Son iniciativas que tuvieron un impacto, pero hay una combinación de factores, desde la actitud de la población hasta el tipo de droga que se utilizaba antes, el ‘crack-cocaína’, que se vincula con violencia”, dijo Angelo Falcón, sociólogo y presidente del Instituto de Política Pública Latina, en Nueva York.
Greenberg, además, destacó a El Nuevo Día que la baja en la incidencia criminal de las décadas de 1990 y 2000 no fue exclusiva de Nueva York, aunque haya sido “más significativa” y se haya extendido por más tiempo.
“¿Qué causó esa baja? Yo quisiera saber. Los criminólogos todavía lo analizan”, subrayó.
En Nueva York, CompStat ha generado denuncias sobre manipulación estadística. A ningún comandante de área o jefe de precinto le gusta que su distrito sea en el que más delitos se cometen.
Y la alteración de estadísticas es un problema que ha impactado a la Policía de Puerto Rico, como descubrió El Nuevo Día el pasado cuatrienio.
“Cualquier buen jefe de la Policía tiene que establecer un buen sistema de verificación (de estadísticas)”, indicó Kelling.
No se tienen datos sobre el costo fiscal para Nueva York de la estrategia de las Ventanas Rotas. Pero, la idea requiere por lo menos reordenar fondos para asegurar que las áreas en que se quiere hacer énfasis permanezcan en buenas condiciones.
Ángelo Falcón, sociólogo y presidente del Instituto de Política Pública Latina, en Nueva York, además, advierte que aunque ahora hay menos policías, el presupuesto de la Policía en Nueva York, sobre todo después de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, ha sido una alta prioridad para el gobierno de la ciudad.
“La Policía tiene ahora más dinero que nunca”, señaló Falcón.
El plan Tuller
El secretario de Justicia, Luis Sánchez Betances, mientras, considera que es muy temprano para proyectar las ideas que puede incorporar el superintendente designado Tuller Cintrón “al plan anticrimen” del gobernador.
De acuerdo a Sánchez Betances, la agenda de la Policía seguirá centrada en iniciativas como el incremento de los policías en las comunidades, el llamado “escudo costero” en contra del narcotráfico, el sistema de detección de disparos y una nueva ley de armas, entre otras.
Cuándo Tuller Cintron le habló a los periodistas en San Juan sobre su agenda, afirmó que si se logró reducir espectacularmente la criminalidad en Nueva York, “podemos hacerlo en Puerto Rico”. Su tarea empieza el próximo día 1 de diciembre.

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