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inf El Universal
El acoso escolar ha pasado de ser una simple broma contra estudiantes a una situación de agresión que puede poner en riesgo la vida de menores. Durante años, el bullying ha sido considerado por maestros y autoridades como “juego de niños”, con frases como “así se llevan” o “están jugando”.
Sin embargo, el hostigamiento puede generar estragos sicológicos cuando no se trata a tiempo o convertirse en casos de impunidad de ser ignorados y hasta tener consecuencias legales en casos extremos, afirman especialistas.
Uno de los casos más recientes, en octubre, es el de Roberto, un estudiante de secundaria en Guanajuato que fue golpeado por siete alumnos, por lo que resultó con daños en el hígado, riñón, intestino y bazo. El niño de 12 años de edad lo ocultó a sus padres hasta que se puso mal y lo llevaron al hospital, además de presentar una denuncia ante el Ministerio Público; dos menores fueron presentados, pero están libres.
En este nivel de secundaria es donde México ocupa el primer lugar a nivel internacional en casos de bullying, de acuerdo con un estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que fue citado en un documento elaborado por la Cámara de Diputados en 2012.
El estudio de la OCDE fue realizado en 24 países, en el que destaca que 61% de alumnos han reportado intimidación, abuso o agresión verbal entre estudiantes.
La Comisión Nacional de los Derechos Humanos afirma que 40% de los estudiantes de educación básica —preescolar, primaria y secundaria— son víctimas de acoso. El bullying va desde criticar la apariencia física hasta el desagrado por tener gustos, formas de hablar, caminar y vestir distintos al resto.
El 15 de junio se dio a conocer un video de una primaria en Hermosillo, Sonora, donde se aprecia una pelea entre un niño y una niña originaria de Jalisco, donde El Chana, uno de los participantes en la pelea, fue captado tomando a su compañera ahorcándola hasta dejarla inconsciente. La molestaban porque no les gustaba su forma de hablar. Los niños fueron suspendidos y la familia regresó a su estado de origen.
De manera específica, Baja California regula y define de manera concreta lo referente al acoso escolar. Mientras que en una búsqueda en los estados, se encontró que en Nayarit, Puebla, Tamaulipas, Veracruz y el DF cuentan con una ley para regular el bullying, seguridad o violencia escolar, pero estipulan más sobre normar la conducta que de sanciones, que en todo caso pueden ser administrativas.
Cifras alarmantes
El documento de la Cámara de Diputados cita que Francisco Castillo Alemán, de la dirección general de Prevención del Delito de la Procuraduría General de la República, señaló que: “uno de cada seis jóvenes víctimas de bullying termina suicidándose”. Además, agregó, “este tipo de violencia la ejercen 8.8% de los niños en escuelas primarias y 5.6 % en secundarias.
El 18 de octubre, Sergio, de 14 años, se privó de la vida en su casa. Dejó un dibujo en el que atribuyó al bullying su depresión que lo llevó al suicidio. La Secretaría de Educación y Cultura de Sonora no aplicará sanciones al personal docente de la secundaria 11, donde el menor estudiaba, ubicada en la ciudad de Hermosillo, porque Sergio fue atendido sicológicamente previo a su muerte “como establece el procedimiento en estos casos”.
Milagros Figueroa, especialista de la facultad de sicología de la UNAM, afirma que lo que sucede en la escuelas es muestra de lo que ocurre en la sociedad y al interior de la familia. El bullying contempla varios factores y son responsables tanto los padres, la escuela y los mismos menores.
Mónica Gonzalez Contró, especialista de la facultad de ciencia jurídicas de la UNAM, considera que no se trata de endurecer los castigos hacia los menores, ya que esto no inhibe que se sigan cometiendo, sino que las reglas escolares existentes se deben cumplir para que no haya impunidad. Dice que es necesario que en las escuelas exista una cultura de cero tolerancia hacia este tipo de acciones.
González Contró indica que en casos la violencia que se usa es tan grave, que puede llegar a consecuencia legales con la limitante que no se puede juzgar a niños menores de 12 años, en tanto los mayores de esa edad y hasta los 17 años pueden ser sujetos a rehabilitación por sus actos cometidos.